The Witcher 3

Geralt, hermoso y mortal. Llevas 8 años trabajando en un poderoso legado en el entretenimiento interactivo, a pesar de llevar 30 años a tus espaldas desde que Andrzej Sapkowski te escribió por primera vez. Renaciste en PC en el año 2007, y desde entonces has vuelto entre los muertos, perdido tu memoria, perdido a tu amada, presenciado el caer de un reino, sido acusado de regicidio, y cazado a un miembro renegado de tu propia orden. Sí, también has yacido con casi tantas mujeres como bestias has matado y, vaya, hasta serviste de regalo para el presidente de los Estados Unidos en una ocasión. Tal es la vida del legendario Lobo Blanco.

A pesar de los incontables logros de Geralt hasta la fecha, es inevitable sentir que todo ello ha servido solo para llegar a este momento. En poco más de un mes, Geralt y sus guardianes de CD Projekt RED se enfrentarán al mayor reto de sus respectivas carreras: el momento de presentar la tercera entrega de la franquicia al vasto público de PC, PlayStation 4 y Xbox One, un RPG profundo, centrado en la historia y en un mundo abierto inmenso. The Witcher 3: Wild Hunt representa la culminación de la aventura de Geralt y una gran experiencia por sí sola, que transmite el relato de la invasión nilfgaardiana; la búsqueda del amor perdido; muestra a Ciri, una misteriosa chica de níveos cabellos; y a la Cacería salvaje, una fuerza implacable que trae el caos allá donde sus corceles espectrales hunden los cascos y va en busca del brujo.
Habrá que darse amplios paseos, pero entre los puntos de viaje rápido y que Sardinilla cabalga solita si le dejamos, el proceso se hace menos tedioso.


Hace unas semanas, Bandai Namco y Microsoft organizaron un evento en el que pudimos probar las tres primeras horas de juego tanto en Xbox One como, para nuestra suerte, en PC. Una vez superado el shock de estar viendo semejantes bellezas en una pantalla de ordenador, me puse manos a la obra para traeros las palabras que estáis devorando. Sigamos adelante, que el cachopo no solo es grueso sino también extenso.

The Witcher 3 es tan hermoso que sólo de recordarlo se me empañan los ojos. Los primeros momentos nos sitúan dentro de las murallas de Kaer Morhen. Geralt se baña, y Yennefer se acicala. Un vistazo a sendos culos después nos ponemos en marcha para comenzar la instrucción diaria de cierta pupila y, con ella, el necesario tutorial del juego, con el que tenemos oportunidad de disfrutar de las vistas montañosas de la zona. No obstante, hasta algo después no podemos deleitarnos con la verdadera belleza del juego.
Los albergues seguirán siendo buenos lugares para aguantar a mamarrachos reprimidos y ligar con la mesonera.

Geralt despierta del sueño. No está en Kaer Morhen, sino en lo alto de una colina, acompañado por el bueno de Vesemir. Comienza nuestro viaje, y también ahí es donde le juego nos da un bofetón que nos hace darnos cuenta de los bonitos colores que vemos, de las luces, las sombras, el detalle, las hojas, las piedras… Y empezamos a llorar, claro. A pesar de que los The Witcher nunca hayan sido juegos que representen distancias o entornos muy abiertos, este primer aterrizaje en el juego es suficiente para afirmar que la gente de CD Projekt RED ha hecho los deberes mientras nos secamos las lágrimas.


Ese primer momento también nos mete de lleno en una pequeña pelea en la que podemos experimentar con el nuevo sistema de combate, gracias al cual los movimientos del brujo adquieren la presencia que narraba Sapkowski en los libros, con la agilidad y la fluidez de un felino, asemejándose cada ataque a un paso de danza. The Witcher 3 toma elementos de los sistemas de combate de los dos anteriores juegos, con un sistema de movimiento muy libre en el que la cámara se centra sutilmente en el enemigo más cercano, pero permite cambiarla a nuestro parecer para buscar al resto de enemigos. La defensa es importante, pero es más interesante el sistema de paradas y contrataques, que se activa cuando encajamos las defensas en el último momento, dejando indefensos a nuestros enemigos. De esta forma el combate multitudinario gana enteros frente al de The Witcher 2, mientras que los sistemas de paradas y contraataques se basa en el primer título, con lo que nos aseguramos de que todo sea rápido, pero profundo, para saltarnos la monotonía del hack and slash.