Qué queréis que os diga: Kirby y el Pincel Arcoíris, o como
el SEO quiere que lo llamemos, Kirby and The Rainbow Curse; me ha sorprendido
gratísimamente, así que os voy a hablar de los dos primeros mundos que he
jugado del código final, a pesar de que el juego lleva un par meses a la venta
en Japón y EEUU. En fin, el mundo del videojuego: aunque me he pasado casi todo
el juego, para qué os voy a mentir, no puedo hablar de casi nada. “Maldita
casta videojueguil” y tal.
La sorpresa ha sido en parte porque me ha curado un poco el
enfado adquirido por el último Nintendo Direct de la ídem. El 2 de abril,
Nintendo dijo sí quiero al free to play, el DLC y a muchas más cosas que no
terminaron de gustarme pues hasta ese momento era la única compañía que se
había mantenido al margen de ciertas prácticas tan feas como vender trajes por
unos cuantos céntimos, pero justo eso va a hacer con Smash Bros.
Y a todo esto hay que sumarle lo de los juegos para móviles…
pero volviendo a Kirby y el Pincel Arcoíris, la nueva aventurilla de la bola de
chicle rosa está muy bien diseñada, y hablo de diseño en tres vertientes muy
concretas: estética, construcción de escenarios y música.
Salta a la vista lo bonito que es Kirby y El Pincel Arcoíris
Kirby y el Pincel Arcoíris, por citar a la sabia, es tan
blandito que me quiero morir. O eso parece, porque todo está construido como
con plastilina, las animaciones imitan el comportamiento de dicho material y es
posible encontrar la verdad con tan solo quedarse contemplando el juego un buen
rato. Bueno, esto último quizá es exagerar, pero ya os hacéis a la idea de lo
condenadamente cuidado que está en este sentido, y gracias a la variedad de
entornos, de momento no se agotan mis ganas de pegar grititos y hacer gifs del
juego.
Mis gifs, por desgracia, también parecen estar embargados,
así que haceos a la idea con palabras: los escenarios son los típicos de Kirby,
con naturaleza en todas sus vertientes, desde bosquecillos y árboles huecos
hasta cuevas desérticas, siempre con enemigos reconocibles, colores, objetos
ocultos y, por lo general, una sencillez que hace imperar los detalles que hay
que ver para no perderse los secretos del juego.
Por supuesto, todo esto importa una absoluta mierda si el
juego no es divertido, pero Kirby y el Pincel Arcoíris funciona muy bien pese a
su sencilla y aparentemente tonta mecánica. Usando un pincel de colores,
dibujamos líneas por las que Kirby, convertido en bolita, puede moverse según
la dirección en la que vaya el trazado y por el lado interno o externo del
mismo.
Al final del nivel, se te califica (bronce, plata, oro)
según las estrellas conseguidas
Esto sirve para conseguir estrellas con las que recargar el
ataque especial (que sirve para obtener ciertos objetos o matar ciertos
enemigos), para atacar enemigos, para impedir que los obstáculos del escenario
dañen a Kirby y, en resumen, para todo. Salvo el ataque cargado de Kirby que se
ejecuta pulsando con el stylus sobre él, todo se hace con líneas de todas las
longitudes y formas.
Sí, suena a juego de móvil, y posiblemente pudiera serlo sin
problemas. Ya he dicho en múltiples ocasiones que creo que Nintendo lleva un
tiempo ensayando con estas mecánicas, y Kirby y el Pincel Arcoíris es un
ejemplo de ello. Un buen ejemplo, si tengo que ser justo, porque conseguir una
línea perfecta que recoja todas las estrellitas, evite a los enemigos y no me
agote toda la barra de arcoíris no es tan fácil como parece. O mejor dicho, lo
es en el primer mundo, pero cuando llegas al final del segundo, ya empiezas a
sudar un poquito más y hasta mueres, algo que, por ejemplo, no ocurría en
Kirby’s Epic Yarn.
Si te echa algo para atrás que todo se controle con el mando
y la pantalla táctil, como me ocurría a mi, mejor intenta probar el juego y
salir de dudas, porque a mi me ha gustado pese a todo. Ahora bien, se juega en
el mando y solo en el mando: mirar a la tele y hacer gestos en el mando es
incompatible y arruina la experiencia por completo. Me atrevería incluso a
decir, aunque esto quizá es cosa mía, que el juego se ve mejor en el GamePad
que en la tele, que Nintendo lo ha diseñado para que se vea mejor en una
pantalla pequeña, pero no tengo pruebas de ello.
¿A que parece que alguien de Studio Ghibli se ha colado en
un juego de Nintendo? Madre mía, qué maravilla, qué cosa tan atípica para un
Kirby y qué cantidad de matices hay en cada cancioncilla. Para ser un juego
tontorrón y al que no le prestará atención mucha gente, al menos en comparación
un Mario, en cuanto a música se mea tranquilamente en medio catálogo de Wii U
sin problemas.
Así que a falta de analizarlo por completo, de momento puedo
decir que Kirby y el Pincel Arcoíris cumple de sobra. Es sencillo, pero no te
creas que lo de dibujar líneas con el lápiz es siempre fácil cuando tienes que
hacer un tirabuzón para evitar un enemigo mientras evitas usar demasiada tinta
y que esta se difumine muy rápido antes de que Kirby llegue donde querías, en
el mismo instante en el que empiezas a dibujar la siguiente para que la bola
rosa continúe.
Hay más miga en Kirby y el Pincel Arcoíris de lo que
inicialmente parece, aunque habrá que ver cuánta exactamente.